lunes, 27 de abril de 2009

Si no saben volar pierden el tiempo conmigo


“Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias, o como pasas de higo. Un cutis de durazno, o de papel de lija.

Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisiaco, o con un aliento insecticida.

Soy perfectamente capaz de soportar, una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias.

Pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.”

Texto de Oliverio Girondo adaptado al guión de “El Lado Oscuro del Corazón”


Así reza el dialogo inicial de la película que quiero comentar y recomendar. Se trata de “El Lado Oscuro del Corazón” de Eliseo Subiela. Todo un clásico totalmente desconocido para mí hasta que una amiga me hizo unas cuantas y muy buenas recomendaciones de cine Latinoamericano.

La película es original, arriesgada, surrealista y sobre todo poética. Es poesía no sólo por los textos de Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo que se encuentran intercalados con maestría en el guión y los diálogos, si no por las mismas interpretaciones de los actores y cientos de detalles de esta cuidada película.

Si bien creo que es oportuno indicar que no se trata de una película para todos los públicos. En parte porque -para mi gusto- ha envejecido un poco mal, en parte también porque la narración puede resultar un tanto lenta y porque hay que estar dispuesto a dejarse llevar por el mundo surrealista en el que se sumerge el protagonista. Así que, si dudas respecto a tu capacidad para volar, esta puede ser tu piedra de toque. Tal vez te estrelles o acabes sorprendido de ti mismo. En cualquier caso, aunque solo sea por la ingeniosa “cama piraña” seguro que no te dejará indiferente.



Otro fragmento del guión dice así:

No te quedes inmóvil al borde del camino,
no congeles el júbilo,
no quieras con desgana,
no te salves ahora ni nunca, no te salves.
No te llenes de calma,
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo,
no dejes caer los párpados, pesados como juicios,
no te quedes sin labios,
no te duermas sin sueño,
no te pienses sin sangre,
no te juzgues sin tiempo.

Pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo,
y quieres con desgana,
y te salvas ahora y te llenas de calma,
y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo,
y dejas caer los párpados pesados como juicios,
y te secas sin labios y te duermes sin sueño,
y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo,
y te quedas inmóvil al borde del camino,
y te salvas...
Entonces... no te quedes conmigo.

Mario Benedetti


A continuación, para los que están seguros de su incapacidad para volar, dejo unos spoilers (si pretendes ver la película no los veas) a modo de resumen de la película con escenas de la misma:

  • Planteamiento (escena inicial con la cama piraña):

  •  
  • Nudo:

  •  
  • Desenlace (escena final):


Para terminar un breve comentario personal:
Es extraño pero al principio de empezar con este blog sabía que acabaría hablando y recomendando cine, y eso era algo que me apetecía de verdad. Únicamente tenía un miedo y era el de avasallar demasiado con uno de mis géneros favoritos, el cine bélico. Ahora, después de más de un año de andadura de este blog, resulta que sin buscarlo he acabado hablando más de películas como ésta que hoy comento, donde las relaciones de pareja, la búsqueda del amor, de los encuentros con el desamor y los amores imposibles, resultan ser el eje principal de las mismas. Sinceramente esto era impensable para mí y es lo que me ha hecho reflexionar y pensar que quizás sin buscarlo, y de alguna forma que desconozco, creo que mi subconsciente ha salido a relucir. Y es ahora, cuando soy consciente del, por llamarlo de alguna manera, desnudo emocional que creo haber hecho con estos comentarios, siento que me gusta este modo de exhibicionismo.


martes, 7 de abril de 2009

Momentos Truman


























La verdad que no recuerdo exactamente cómo surgió esto de los Momentos Truman. Tal vez lo leyéramos en alguna parte, tal vez nos lo dijera alguien y el tiempo ha hecho que crea que se trata de una invención propia. La verdad es que no lo sé, pero mi memoria me remonta al estreno de la película El Show de Truman, ya que es de ella de donde surge tal denominación. La cual, si no estoy equivocado, fue fruto compartido del ingenio de la que ahora es mi ex-mujer y del mío propio. La empleábamos para calificar esas circunstancias que la vida en ocasiones te genera, esos momentos de lo más inverosímiles en los que llegas a pensar que lo que te está sucediendo no te puede estar pasando realmente. Esos instantes en los que piensas, un poco paranoicamente, que debe haber una cámara oculta en alguna parte grabándote para algún reality de televisión, o que se trata de algún plan orquestado por un ente superior para que no hagas o no lleves acabo aquello que te traes entre manos. Hay quién calificaría estas escenas como fruto del destino, de la mala suerte o qué sé yo. Nosotros simplemente los bautizamos como los Momentos Truman.


A continuación os relato el último Momento Truman que he tenido:


Hace unas semanas se me hizo realidad el sueño de todo hombre. Bueno, no se trataba del que se te aparezca en la cama, completamente desnuda y dispuesta a cumplir todos tus deseos, Scarlett Johansson. Más bien estoy hablando del sueño de todo ser humano, el de que un cajero automático te de pasta gratis. Sí, no me estoy quedando con vosotros, eso mismo me ocurrió hace bien poco.


Llovía a cantaros y tenía que ir a un marrón por un tema del paro y sinceramente me tocaba los “piiiiiiii” tener que salir con ese día de mierda. El caso es que pensé en aprovechar la salida tarde-nocturna para sacar pasta del cajero. Por la calle no se veía a ni Dios, y no precisamente por la escasa visibilidad que provocaba la cortina de agua que caía, si no porque no había Cristo que pudiera andar por la calle si no era remando. Salvo claro está un servidor, que mientras se chopaba no podía ni imaginar que se iba a encontrar en breves instantes con 3.000 € como llovidos del cielo.

Llegue al cajero y ya de pronto, junto a una de las bocas donde se hacen ingresos, me encontré 50 €. Miré a un lado, miré al otro lado y pensé que si en el rato en el que hacía mi transacción no sé presentaba nadie reclamándolos se iban directos a mi buchaca. Al momento de introducir mi tarjeta en la ranura del cajero éste empezó a pitar de manera extraña y de pronto se abrió ante mí una portezuela de la que, como en bandeja de plata, salió un fajo de billetes doblado sobre sí mismo, de tal forma que parecía que iba a ceder a la presión y que los billetes de 50€ acabarían saltando por los aires. Imaginaros mi careto en ese momento, creo que en la vida he abierto tanto los ojos, estaba realmente alucinando. De inmediato empecé a pensar que iba a hacer. Cogería la pasta y correría como llevado por el demonio o esperaría al menos a que el cajero me devolviera la tarjeta.

Yo siempre he pensado que si hubiera sido ladrón sería de esos tipos inteligentes e infalibles que salen en las pelis. Uno de esos de guante blanco de los que, si no fuera por la mierda del cine comercial, acabarían llevándose el botín y ganándole la partida al poli guapetón de turno.


Con este perfil os haréis una idea de que era inevitable que comenzará a pensar en todo. Que si la cámara del cajero me graba, pero hasta cuándo y hasta dónde. Que si el cajero dejará registrada las transacciones y tal vez puedan averiguar que yo introduje la tarjeta a esa hora. Pero, ¿registrará también el error de entregarme semejante montón de pasta?

Las ideas y las posibilidades de ser descubierto volaban por mi cabeza mientras una gota de sudor frío caía por mi espalda. Fue justo en ese momento cuando lo vi. Se trataba de Tim Roth metido en su personaje de botones en Four Rooms, al que, después de pasar mil penalidades en los numerosos Momentos Truman en los que se ve envuelto, se le presenta por fin la oportunidad de cambiar su suerte y acaba como diciéndose a sí mismo: Qué coño, cojo la pasta y salgo por patas. Y eso es lo que tal vez hubiera hecho otro, pero como bien he dicho antes no elegí ser ladrón sino más bien uno de los polis de turno, que no por guapetón pero si por honrado y aunque no libre de la tentación, trata de hacer lo correcto porque es lo correcto.

Si os ha gustado en breve continuaré la serie de mis Momentos Truman con otras escenas más esperpénticas si cabe aún.



  • Como se hizo el muñeco de vudú en 20 pasos:


  • Si quieres descargarte un fondo de pantalla "Momento Truman", puedes hacerlo desde aquí.

miércoles, 1 de abril de 2009








El mes pasado se cumplió el primer aniversario extra-oficial de mi blog. Digo extra-oficial porque realmente el primer post data de hace dos años, que fue cuando decidí crear los cimientos de lo que sería “No hay dos sin ti”. Pasado un año desde aquella primera entrada, retome el blog con dos nuevos artículos y ya empecé a tomármelo en serio. Eso sí, con mayor o menor constancia.
Me dicen que soy algo rollero o extenso en mis redacciones, y la verdad no van muy desencaminados. De no ser así tal vez el blog fuera más dinámico, pero debo decir que escribo lo que me nace y casi que ya lo considero mi estilo particular. En mi descargo debo decir que detrás de muchas de las entradas hay un gran trabajo de recopilación de información, lectura de infinidad de artículos y ardua búsqueda de documentación. Por el contrario otras entradas han sido fruto más de la inspiración del momento, pero a fin de cuentas confío en que, bien porque os hayan podido resultar interesantes, bien simplemente divertidas, espero que hayáis disfrutado de la lectura de alguno de los artículos y que lo sigáis haciendo en el futuro.

La verdad es que tengo muchas ideas y temas sobre los que escribir, además de que constantemente voy guardando artículos y páginas web que considero interesantes, así como documentación que encuentro o que me facilitan. Todo con la idea de redactar futuras entradas, que de momento sólo voy construyendo en mi cabeza.

En adelante pretendo, sin marcarme objetivos definidos, dedicar más tiempo al blog. De esa forma espero aumentar el flujo de publicación y que quizás, al cabo del año pueda contar muchas más entradas de las creadas durante este primer aniversario (21). Todo ello sin perder de vista lo que fue en origen la motivación para la creación del blog: disfrutar de su elaboración, que fuera un ejercicio de experimentación de las tecnologías 2.0, al tiempo de que trataba con ello de compartir, con amigos y desconocidos, información, fotos, películas, experiencias o simples anécdotas. Porque, como ya habréis apreciado, siempre trato de acompañar todos los artículos de imágenes y diseños propios. En ocasiones forman parte de mi archivo particular y otras veces las creo expresamente. Esto también de alguna forma ralentiza algo la publicación de los artículos, pero para mí lo hace más interesante y creo que el resultado, además de mejor ilustrado, es más auténtico.

Sinceramente pensaba que me cansaría antes de llegar a cumplir un año, pero ahora que lo he logrado creo que habrá que ir pensando en mejoras. Quizás una personalización del diseño del blog podría ser el siguiente paso, no lo sé, pero en cualquier caso confío en no haceros esperar un año para verlo hecho realidad.


Gracias a todos por leerme y por dejar vuestros comentarios de vez en cuando, aunque no tanto como me gustaría. Espero que sigáis ahí por mucho tiempo, o al menos que yo logré atrapar vuestro interés o curiosidad en muchas más ocasiones.

Nos leeremos en la próxima entrada.

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