jueves, 29 de octubre de 2009

Kevin, de verdad que no lo vuelvo a hacer (Kevin Smith).


En mi cuarto de adolescente tenía un cachondo diagrama de flujo para la solución de problemas, en el que uno de los pasos decía algo así como, que si una cosa está bien no la debes de tocar. Y eso justamente es lo que hice no hace mucho con una peli, para mi fetiche hasta el momento en que se me ocurrió la grandiosa idea de volverla a ver. Fue en un momento de enajenación mental en el que pretendía ganar para la causa “Kevinsmithniana” a mi sobrino de 18 añitos recién cumplidos. Ahora no vale la pena arrepentirse, lo hecho, hecho está, además mi sobrino se durmió en el sofá a los 5 minutos, pero yo aguante estoicamente mientras se me hacía pedazos uno de mis más preciados recuerdos “pseudopeterpanianos” (hoy estoy que me salgo con los palabros). Son los riesgos que tiene ser un tío enrollado.

La verdad que no soy lo que se dice un fan, FAN de Kevin Smith, de hecho no soy fan de nadie. Pero debo reconocer que me enganchan o enganchaban algunas de sus locuras filmadas. Clerks, la primera, cuando la vi me sentía un poco marciano. Todo mi entorno se deshacía en elogios. No sé si se debió a la mala calidad de la copia pirata (en aquel tiempo puro y duro VHS), o que ya me habían contado todas las gracias, incluida la mejor, la del tipo del baño. El caso es que me dejo indiferente.



Tiempo después me tope, está vez si en buena calidad, con la de Mallrats. Y que puedo decir, me hizo gracia, pero me parecía muy infantil y demasiado enfocada al público americano. Aunque el punto de estrechar la mano después de… (Tendréis que verla) tiene ese punto divertido-soez típico del cine de Smith que mola.

”Y llegamos a la que fue una de mis pelis icono y que hace pocas fechas eche por la borda, “Persiguiendo a Amy”. El cine son emociones e igual que una peli, según el estado de ánimo o tu recorrido vital, te puede llegar, otras muy buenas te pueden dejar frío. El tema es que “Persiguiendo a Amy” a mí me llego mucho en su momento. No sé por qué coño la saque del marco en el hall of fame de mi recuerdo en el que la metí, pero la jodí, bien jodida. Mirándolo bien esto es un comportamiento típico de los personajes “Kevinsmithnianos” y creo que es por eso que nos enganchan sus rollos.




He dicho antes que no soy fan de este director de culto, pero me las he visto casi todas. “Dogma”, que es la que sigue me defraudo. Venía embelesado por la de “Persiguiendo a Amy” y ésta me pareció una empanada mental llena de cameos de coleguitas cuyos honorarios, sólo por asomar la patita en cualquier otra peli, vale el presupuesto de ésta. Además, odio a Chris Rock.

Ahora sigue “Jay y Bob el silencioso contraatacan”, peli que no he visto, no me hago el ánimo la verdad. Y la infumable, e impresentable “Una chica de Jersey”. Ésta es de esas cosas que uno en su lecho de muerte recuerda con amargura. Cómo coño hice ese pastel de película, será lo que se diga el amigo Kevin cuando le llegue la hora. Baste decir que en el reparto está Jennifer López.

Clerks, la segunda, es como un intento de resucitar lo perdido, pero claramente a destiempo. Eso sí, nos deja un saco de buenas frases y guiños como esa de “de culo a boca” (ver vídeo). Y hasta yo mismo he empleado una de ellas en las frases del mes de este blog.



Y por último, por ahora, ya se prepara una nueva película (A Couple of Dicks), comentaré la que vi anoche, “¿Hacemos una porno?”. Lo tiene todo, los diálogos de comics, los guiños a star wars, el hockey, los cameos, los actores fetiche, faltan Jay y Bob pero de alguna forma los sustituyen dos adolescentes colgados ciberfrikis, el punto escatológico y por supuesto el omnipresente SEXO. Lo malo, lo único malo es el toque demasiado pastel. Son las reminiscencias de “Una Chica de Jersey”, pero incluso a pesar de ello la peli divierte, no exageradamente, pero quizás es ese retrato del perdedor al que nos tiene acostumbrados Kevin, el del currito que las pasa putas, el eslabón perdido de la Generación X, es ese el que nos engancha porque, creo, de alguna forma nos sentimos identificados con él.



Nota: No olvidar la serie “Reaper” de la que Kevin Smith dirigió el capítulo piloto y de la que poco puedo decir, ya que aunque la vi, la olvide tan pronto como apague el televisor.

sábado, 17 de octubre de 2009

Tío Lorenzo Masters Poker Series


Ayer hicimos la segunda timba de poker organizada por Carlllord, con la participación activa del Tío Lorenzo F7 (TLF7). Yo pensaba que sería una noche aciaga como en la primera partida de poker que organizamos, en la que fui eliminado el segundo, pero esta vez éramos el doble y el sistema de competición incluía dos partidas clasificatorias para la final. En la primera me fundieron de inmediato, como si de un tranchete en el microondas se tratara. Pero en la segunda partida, la que hacía de repesca, me alce como ganador de mi mesa en una disputada final contra mi amigo y compañero de banda en el TLF7, Jordi. Y allí estaba, clasificado para la final. ¡¡INCREIBLE!!

La final sería otro cantar, nos clasificamos los campeones de cada mesa y de las respectivas repescas (por orden: Carllord, un servidor, Miguelón, Pas y Rubén). El favorito sin duda era Carllord que es el promotor de la timba y el que había ganado en su mesa y en la mesa de repesca en la que participo. En juego estaba la devolución del dinero para el tercer clasificado (5€), el doble para el segundo (10€) y sesenta euracos para el primero. La verdad que la plata era lo de menos, estar en la final ya era todo un privilegio sin contar lo bien que lo pasamos en la cena de pizzas, los descansos entre partidas y la emoción de éstas.

En la gran final Pas nos abandono, era demasiado tarde para él. Serían las 4 de la mañana y al día siguiente el TLF7 tenía su primer partido de la temporada, y hay que currárselo que tenemos que revalidar el título de campeones. Seguíamos por lo tanto cuatro jugadores, incluido yo que como estoy lesionado me podía permitir trasnochar. La tensión era máxima y tal vez por ello las manos fueron al principio de cierto tanteo, y el juego, la verdad bastante conservador. Yo procuraba ir arañando fichas de aquí y de allá, mientras trataba de que los dos fieras, Carlllord y Miguelón, no se cascaran de mi línea de juego (anárquica totalmente, pero eso ellos no lo sabían). Rubén después de salvar una situación crítica y dar la sensación de salir adelante cayo finalmente desplumado. ¿Quién sería el siguiente?

Hacía rato que me deje aparcados los Gin Tonics, había que estar concentrado al máximo ya que para entonces teníamos una situación, en cuanto a número de fichas bastante equilibrada, sin contar la azul (válida por 100 puntos) de más que tenía Carlllord como recompensa de sus dos victorias de mesa anteriores. En unas manos Miguelón fue perdiendo fuelle y en una jugada decisiva, donde la virgen, tantas veces esquiva, se me apareció en forma de un trío de dieces con los que iba a dejarlo fuera de la mesa. La cosa ya sólo era de dos, el temido, a pesar de la ridícula pajarita que lucía al cuello, Carlllord y el que suscribe este relato.

Para entonces la ciega se había disparado y la partida se acabaría convirtiendo prácticamente en un duelo a la carta más alta, una pena. Yo para entonces atesoraba más fichas que Carlllord, gracias al “all in” que me jugué con Miguelón.

Es ahora cuando recuerdo el sobrecargado cubata que me puso Senri en la primera mesa en la que jugué (eso me pasa por ponerme en la manos del malo bajito de Érase una vez el hombre). Y en la confusa mano donde deje fuera de juego al Orero en la mesa de la repesca. La suerte, cosa rara (no hay más que leer mis Momentos Truman), parecía acompañarme y hasta llevarme de la manita… Al precipicio, claro está. Porque a Carlllord lo llegué a tener a tiro, se jugó un “All in” al que ahora, en frío, pienso que no debí entrar. Pero la presión por acabar, Rubén el que ponía la casa, recogía como en los bares cuando suben las sillas a las mesas intentando deshacerse de la mesa que parece haberse traído en los bolsillos el tubo de Loctite abierto. Eso, junto, todo hay que decirlo, las ganas de ganar hicieron que me precipitará y no jugará con cabeza esa mano que acabo ganándola él, e invirtiendo la balanza de fichas. Además, al poco supo esquivar sabiamente la emboscada que trataba de tenderle con una pareja de reyes. Ese sería mi último cartucho, porque en la siguiente oportunidad que tuvo de tumbarme no perdono. Sin duda gano el mejor. Por algo hizo triplete, tres mesas jugadas tres victorias. Enhorabuena, ¡crack!

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