lunes, 21 de julio de 2008

2 días en París

Esta película a mi no me gusto especialmente, pero os la quería recomendar.

Hace unos días que la vi, era una de esas películas con las que tenía una deuda pendiente. Había oído hablar de ella y me la habían recomendado un par de amigos. Finalmente, después de mucho tiempo, me decidí a saldar mi deuda y me la puse. La verdad es que no me estaba resultando nada del otro mundo, pero de alguna extraña forma me llego y al día siguiente me encontraba a mi mismo rastreando por la red información sobre la peli y convencido de que iba a hacer una recomendación de ella en el blog.

Las pelis son como tantas cosas en la vida, dependen de en que momento llegan a uno. Esto no es la primera vez que me pasa, ya me ha ocurrido antes con otras películas (por ejemplo La delgada línea roja), pero si que es la primera vez que hago un repaso mental tan profundo de ella a posteriori.

A parte de lo evidente, la película me recordó a escenas y espacios vividos. París, un país ajeno, rodeado de colgados que hablan en otro idioma del que no tienes ni idea (la vi sin subtítulos para los diálogos en francés. Un error o tal vez no), los gafapasta, el ambiente pseudointelectualóide, son espacios y sensaciones cercanas que quizás no en un primer momento, pero que después si que me dejaron una cierta impronta.

Aquí termino la recomendación de una película que no me gusto, tal vez a vosotros sí, aunque para eso tendréis que verla para descubrirlo, ¿no?


-- Spoiler -- (Esto quiere decir que sí no quieres que te reviente un dialogo (voz en off) de una escena de la película deberás saltártate el texto que sigue hasta que encuentres un "Fin del spoiler")


Resumiré las cuatro horas de discusión que siguieron:

No es fácil mantener una relación y mucho menos conocer verdaderamente a la otra persona y aceptarla tal como es con sus defectos y su pasado. Jack me confeso su temor a ser rechazado sí lo conocía de verdad, sí se mostraba totalmente desnudo. Jack había comprendido, después de estar dos años conmigo, que no me conocía en absoluto, ni yo a él. Y que para amarnos verdaderamente teníamos que conocer la verdad del uno del otro, aunque a veces sería difícil de asumir, de modo que le dije la verdad, que nunca le había sido infiel. También le dije que había visto a Mathieu aquella tarde. No se enfado conmigo, porque no había pasado nada, claro.

Le confesé a Jack, que para mi lo más difícil es decidir estar definitivamente con alguien, la idea de que es el hombre con el que voy a pasar el resto de mi vida, decidir que voy a hacer el esfuerzo de seguir, de solucionar la cosas y de no huir cuando surja un problema, me resulta muy difícil. Le dije que no podía estar con un hombre el resto de mi vida, era mentira, pero lo dije de todas formas. Me pregunto sí era una ardilla qué cree que los hombres son frutos secos que se almacenan para el frío invierno. Me pareció muy divertido.

Luego me dijo una cosa que me ofendió, el tono cambio drásticamente, pero lo había entendido mal, pensé que quería decir que ya no me quería y que quería cortar conmigo.

Siempre me ha fascinado como las personas pueden pasar de amarse locamente a no sentir absolutamente nada, nada. Es muy doloroso.

Cuando presiento que alguien me va a dejar tiendo a romper la relación antes que tener que pasar por eso.

Aquí está, una más, una menos, otra historia de amor desperdiciada. A él lo quería de verdad, cuando pienso que ha terminado, que nunca volveré a verlo, bueno sí, nos encontraremos casualmente y conoceremos al nuevo novio o novia del otro, nos comportaremos como si nunca hubiéramos estado juntos. Luego poco a poco pensaremos cada vez menos en el otro hasta que lo olvidemos completamente, casi.

Siempre es igual, cortar, deprimirme, beber, tontear, conocer a un tío tras otro y follar para olvidar al verdadero amor de mi vida. Después al cabo de unos meses de vacío total volver a buscar al verdadero amor, buscar desesperadamente por todas partes y al cabo de dos años de soledad conocer un nuevo amor y jurar que será el definitivo hasta que también vuelva a perderlo.


-- Fin del spoiler --




Aprovecho la ocasión para comentaros que, sí no pasa nada, mañana voy al juzgado a firmar mi divorcio. Esto ha sido sólo un punto y a parte, mi historia continúa en el siguiente párrafo…

domingo, 13 de julio de 2008

Jo, qué noche! Episodio V

Es posible que me queden escasas horas de vida, o quién sabe si minutos. Pero antes de que llegue mi final debo contar lo que me ha acontecido esta noche.

Sobrepasan apenas unos minutos de la seis de la mañana y Ana Carmen Connor me acaba de dejar con su Ford Fiesta blanco en la esquina de mi casa. Nos acompañaba “La Antonia” que en estos instantes hará poco tiempo que habrá pasado a mejor vida, porque en el coche que nos escoltaba, donde pensábamos que iba su hermano y un turista forzoso, tal vez no todo era lo que parecía.

Todo comenzó con una invitación a una barbacoa en casa del hermano de “La Antonia”, Salvi. El
lugar era el mismo donde disfrute de la paella cuya receta compartí con todos vosotros. Y que estoy seguro de que gracias a ella, muchos ya han ganado reconocidos tro-feos de casales falleros, fiestas de pueblo y demás ágapes populares.

La barbacoa pretendía ser una fiesta Hawaiana. “La Antonia” así me lo hizo saber, pero claro viniendo de quién venia aquella afirmación casi me pongo de etiqueta esperándome lo peor. Finalmente resulto ser cierto, se trataba de una fiesta Hawaiana en la que los anfitriones se lo curraron de lo lindo ambientándose ellos y el entorno. También la selección musical fue expresamente elegida para la ocasión (“La Antonia” para estas cosas es un crack). De los invitados sólo unos pocos siguieron las pautas de venir disfrazados de hawaianos, aunque mención especial merece la faldita y girnarlas de flores que lucía Raquel, una de las invitadas.

La barbacoa transcurrió sin incidentes hasta que se empezó a propagar el último intento de “La Antonia” de popularizar el nuevo mote que trata de endiñarme. Para ser justos diré que es bueno, y como soy transparente lo compartiré con vosotros, se trata de Canapé (Véase Top Secret). Después de esto no me quedo más remedio, y me vi obligado a colocar unos cuantos motes rápidos aquí y allá. A Ramón, intimo amigo de Salvi y marido de Teodora, digo Dori… le acabo cayendo el de Ozores. El alcohol es lo que tiene, que empiezas bien la frases con rotundidad pero a la tercera o cuarta palabra eres incapaz de vocalizar. ;oD También repartimos algunos otros personajes de la peli de Top Secret, además del de Canapé, como son Café Olé (Café au lait), Croissant, Nigel y demás. Vamos que con el remenber the time del artisteo trasnochado que nos estábamos montando ya sólo nos faltaba que por allí apareciera Georgie Dann con aquella canción de: “la barbacoa, la barbacoa.”

Más tarde, después de levantar más copas que el Real Madrid en su historia, echarnos unas risas y dejar el pantanal padre a la buena de Salud, nos fuimos “La Antonia”, Salvi, Raúl (el Turista forzoso), Ana Carmen Connor, Copito de nieve y Canapé (un servidor) a ejercer el respaldo físico y moral del reportero más dicharachero de la night valenciana, que no es otro sino “El imberbe”. Éste, al parecer esa noche se había ido de despedida de soltera con unas compañeras de trabajo, o algo así. No habéis entendido mal, he dicho despedida de soltera. Por lo que decía eran ocho o nueve tías más “El imberbe”, un amigo y otro al que en un principio no mencionaron, pero que una vez se hubo marchado calificaron de ambiguo, no preguntéis, dejémoslo hay. La realidad es que, con “El imberbe” siempre es mejor hablar de realidades, que ya se sabe como está la prensa en este país. Porque “El imberbe” es periodista, no es informático o acaso lo habéis llegado a pensar (ver Yo ligo, tú ligas, el liga…). Cómo decía la realidad es que cuando llegamos estaban el ambiguo, que duro poco, el otro amigo, disculpa pero a esas horas de la noche tenía bastante con recordar mi domicilio, y dos mozuelas que se aferraban cada una a uno de nuestros dos héroes como si les fuera la vida en ello. Lo de héroes es porque había que tener un par para… (bueno sí, yo también necesitaría una heroína, ¿y qué?). El caso es que el resto de tías se habían marchado justo antes de llegar nosotros, que casualidad, ¿no?. Y claro, las que se piraron estaban riquísimas, todo según “El Imberbe” por supuesto. Aunque eso era lo de menos, ya que a esas alturas nosotros mascábamos lo que nos íbamos a reír de “El imberbe”, bienintencionadamente claro está, después de aquella noche. En ese rato sacábamos alguna foto de ellos y ellas, más que nada para ilustrar el asunto (éstas me las reservo), y yo, cuando ellas les dejaban un respiro, me acercaba discretamente como un admirador más para darles aliento y decirles: ¡¡¡PODEEEEEEEMOS!!!

Antes de que las dos parejitas se perdieran en la noche y después de que lucifer, con aspecto de mujer, medio acariciase libidinosamente el flotador que llevo incorporado, osease mi tripilla. Digo lucifer porque observe que ésta llevaba cuernos (vaya, vaya…) y rabo de diablesa. También me fije en que la otra chica vestía normalmente, por lo que me basto preguntar si todas iban disfrazadas así, a lo que la respuesta fue que no. En ese instante deduje quién era quién en aquella despedida.

Para entonces Salvi había empezado su transformación en TERMINATOR. Sí, aunque no lo
creáis todo empezó cuando nos “prohibió” que llamásemos a Ana, alias Ana Carmen Connor, Ana Carmen (sé que es un poco jodido seguirme, pero intentarlo al menos por mi recuerdo). A ella no le gusta que la llamen Ana Carmen, pero cometió el error de que alguien, Canapé para más señas, escuchará ese comentario durante un lance de la noche. Como decía, Salvi primero nos “prohibió” que hiciéramos chanza de aquel nombre telenovelesco, después trataba de “sabotear” la negociación que “La Antonia” trataba de entablar de manera espontánea para fichar a Ana Carmen Connor y llevársela de su actual empresa, donde por cierto también trabaja Salvi, ¿casualidad? no lo creo. Y por último, cuando nos distribuimos en coches para volvernos a casa desde los garitos de la Copa América, y Salvi vio que yo, Canapé y su hermano “La Antonia” nos íbamos con Ana Carmen Connor, por proximidad de domicilios, y a él le tocaba llevar a Raúl, el turista forzoso, al Cabañal (al lado de donde estábamos, pero en dirección opuesta), decidió completar la misión para la que había sido programado en esos casos y nos escolto atravesando la ciudad, y como no arrastrando consigo a Raúl. Ahora entenderéis porque lo del turista forzoso.

Yo durante el trayecto planee diversas formulas de distracción, del tipo: para a poner gasolina y cuando se detenga arrancamos cagando leches, o en el siguiente semáforo le abrimos las puertas de detrás, o le levantamos los limpiaparabrisas y nos damos a la huida. El caso es que sospechaba que nada funcionaría contra el Terminator, por lo que nuestra única salida era el botón de camuflaje que llevaba el Ford Fiesta para transformarse de Ford en Fiat. Hasta ese momento no se había probado y tal vez resultará defectuoso pudiendo poner la integridad de alguno de nosotros en serio peligro… El caso es que mientras calculábamos los riesgos de aquella acción desesperada llegamos a mi casa, baje del coche lo más raudo y veloz que me permiten mis kilitos y les dedique un último vistazo a mis compañeros de viaje. Después mire al coche escolta, Terminator tenía la mirada puesta en el infinito, acojonaba, quizás estaba concentrado en su misión o simplemente era un cuelgue del sistema operativo, pero fuera como fuese al lado tenía a Raúl, el turista forzoso con cara de paciencia y resignación. Sería la última vez que viera a “La Antonia y tal vez a Ana Carmen Connor, no lo sé, tendréis que esperar a ver si vuelvo a escribir alguna otra locura, eso será buena señal, ¿no?

Bueno, así se desarrollo la noche, como habréis visto lo pasamos genial entre unas cosas y otras, pero lo mejor fue cuando especulábamos sobre la posibilidad real de que Salvi, que es algo mayor que “La Antonia” fuera en realidad un Terminator. Ante la duda que le plantee a éste sobre la identidad de su hermano él sólo pudo decir: - yo no lo he visto nacer, cuando yo llegué, él ya estaba ahí…

Hasta la vista, baby.


* Vale, yo también creo que es buena idea dejar de ver series como “The Chronicles of Sarah Connor” (aquí en spanish), por cierto muy recomendable, eso sí, esperar a que salga la segunda temporada y veis las dos de golpe, que la primera se queda demasiado coja. Abstenerse los que no les guste la ciencia ficción.

sábado, 5 de julio de 2008

Soy como soy.

Hace unos de días quede para cenar con una pareja de amigos (Mª Jo y su churri, alias “El Churri”). El plan era, aprovechando que estamos en verano, hacernos unas tapitas y así disfrutar de una cena a la fresca en una terraza de alguno de los múltiples bares que tengo debajo de casa.

El cabrón de “El Churri”, nada más me ve me suelta: - Sí no te conociera, viéndote así vestido diría que eres diseñador. – A lo que yo respondí. –No jodas, ahora que me dedico al marketing tendré que pensar en ir cambiando de look.

La cosa tiene su gracia porque creo que últimamente voy un poco piltrafilla, lo tengo que reconocer, pero me siento cómodo así y me gusta. Mi madre no me lo dice, aunque me deja caer alguna, pero si me viera por la calle, y no fuera su hijo, estoy seguro que se cambiaba de acera. También debo decir que ella en una ocasión afirmo, del amigo más sanote y deportista que tengo, que seguro que se drogaba o algo parecido (todo valorándolo en función de su aspecto)… Lo que la verdad la convierte en una fuente de escaso criterio, pero igual os sirve para haceros una idea de lo que trato de describir. El problema de todo esto creo que radica en mi melena, ha pasado de ser molona y rizada, un poco, debo reconocerlo, a lo Bisbal, a convertirse en algo lolaila… Vamos que si os descuidáis en cualquier momento os salgo por bulerías.

Lo mío no sé si tiene remedio, al menos mientras me sienta cómodo así como voy, por lo tanto tendrán que ser los demás los que deberán acostumbrarse a verme tal cual. Cosa que muchos, todo sea dicho, ya lo han hecho, porque por ahí me van llamando desde Tiburón, por Puyol el jugador del Barça, hasta Pocholo por el infame personajillo ibicenco.

Sea como sea, creo que siempre me puede quedar el remedio de buscar la tienda, sobre la que se desarrolla una original historia que tuve la suerte de leer recientemente en un blog, cuyo enlace os adjunto, y que os recomiendo encarecidamente que no paséis por alto. El relato es extenso pero muy original, y sé que no os dejará en absoluto indiferentes.

http://www.alfredodehoces.com/press/todoposes

Espero que lo disfrutéis.


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