“Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias, o como pasas de higo. Un cutis de durazno, o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisiaco, o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportar, una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias.
Pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.”
Texto de Oliverio Girondo adaptado al guión de “El Lado Oscuro del Corazón”
Así reza el dialogo inicial de la película que quiero comentar y recomendar. Se trata de “El Lado Oscuro del Corazón” de Eliseo Subiela. Todo un clásico totalmente desconocido para mí hasta que una amiga me hizo unas cuantas y muy buenas recomendaciones de cine Latinoamericano.
La película es original, arriesgada, surrealista y sobre todo poética. Es poesía no sólo por los textos de Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo que se encuentran intercalados con maestría en el guión y los diálogos, si no por las mismas interpretaciones de los actores y cientos de detalles de esta cuidada película.
Si bien creo que es oportuno indicar que no se trata de una película para todos los públicos. En parte porque -para mi gusto- ha envejecido un poco mal, en parte también porque la narración puede resultar un tanto lenta y porque hay que estar dispuesto a dejarse llevar por el mundo surrealista en el que se sumerge el protagonista. Así que, si dudas respecto a tu capacidad para volar, esta puede ser tu piedra de toque. Tal vez te estrelles o acabes sorprendido de ti mismo. En cualquier caso, aunque solo sea por la ingeniosa “cama piraña” seguro que no te dejará indiferente.
Otro fragmento del guión dice así:
No te quedes inmóvil al borde del camino,
no congeles el júbilo,
no quieras con desgana,
no te salves ahora ni nunca, no te salves.
No te llenes de calma,
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo,
no dejes caer los párpados, pesados como juicios,
no te quedes sin labios,
no te duermas sin sueño,
no te pienses sin sangre,
no te juzgues sin tiempo.
Pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo,
y quieres con desgana,
y te salvas ahora y te llenas de calma,
y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo,
y dejas caer los párpados pesados como juicios,
y te secas sin labios y te duermes sin sueño,
y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo,
y te quedas inmóvil al borde del camino,
y te salvas...
Entonces... no te quedes conmigo.
Mario Benedetti
A continuación, para los que están seguros de su incapacidad para volar, dejo unos spoilers (si pretendes ver la película no los veas) a modo de resumen de la película con escenas de la misma:
- Planteamiento (escena inicial con la cama piraña):
- Nudo:
- Desenlace (escena final):
Para terminar un breve comentario personal:
Es extraño pero al principio de empezar con este blog sabía que acabaría hablando y recomendando cine, y eso era algo que me apetecía de verdad. Únicamente tenía un miedo y era el de avasallar demasiado con uno de mis géneros favoritos, el cine bélico. Ahora, después de más de un año de andadura de este blog, resulta que sin buscarlo he acabado hablando más de películas como ésta que hoy comento, donde las relaciones de pareja, la búsqueda del amor, de los encuentros con el desamor y los amores imposibles, resultan ser el eje principal de las mismas. Sinceramente esto era impensable para mí y es lo que me ha hecho reflexionar y pensar que quizás sin buscarlo, y de alguna forma que desconozco, creo que mi subconsciente ha salido a relucir. Y es ahora, cuando soy consciente del, por llamarlo de alguna manera, desnudo emocional que creo haber hecho con estos comentarios, siento que me gusta este modo de exhibicionismo.