miércoles, 17 de febrero de 2010

Morcillo y Longanizo de rebajas


Lo he hecho, lo reconozco, caí en la tentación de las rebajas. La verdad que lo tenía planeado, porque como parado y pobre que soy, he esperado pacientemente, como rezaba el cartel de un escaparate que vi esta mañana, al “remate de las rebajas”.

Salí de casa con la lección aprendida y todo apuntadito en un papel a modo de recordatorio. Así pretendía evitar las malas tentaciones de los cartelones de “Todo hasta el 50%”, “el 70%” y “el 80%”. Pero aún así me ha sido imposible contenerme. Mi nota rezaba lo básico e imprescindible que necesitaba, pero es que la fuerza del lado oscuro del escaparate es muy poderosa. Qué os voy a contar yo.

Todo empezó cuando pase por delante de una tienda de
Adolfo Domínguez donde estaban ellos. Los maniquís. Me miraban con ojos tiernos, como diciéndome: - ¡Entra y déjanos en bolas! Para dentro fui, claro, que podía hacer. Aunque sólo necesitaba una camisa, marcaban 59 € y estaban a ¡¡19 euracos!! No pude evitarlo y me llevé 6 para el probador, del que salí con 3 directo a la caja. Una no llevaba etiqueta, pero pensé que sería del mismo precio. Al preguntar, ya con la tarjeta de crédito en los dientes, no era momento de echarse atrás… ¿Qué eran 10 € más? Venga bonica, ¡métela pa dentro!

Tan contento y como si de un potentado se tratarse, caminaba al siguiente destino con mi nota anti-tentaciones en el bolsillo. El objetivo era la sección de hombre de
El Corte Inglés, donde quería reponer mis agujereados calcetines y maltrechos calzoncillos, pero de camino pasé por Zara… Pensé, ya que estoy aquí al lado, venga vamos a echar aunque sea una miradilla rápida. Y ahí fue donde los vi. Se trataba de un pantalón súper molón, con él que sería el rey de las pistas de baile (esas que nunca piso). Busque mi talla y ¡sí! Quedaba la 48. Afortunadamente la voracidad de de las compradoras/es compulsivos no habían acabado con ellos. Cogí uno negro, otro marrón y me fui al probador. Ya cuando introduje mi pié por el camal empecé a notar que algo no iba bien, aún así seguí adelante hasta que lo vi en el espejo. Se trataba de la metamorfosis de hombre a morcilla. Me los quité y revise la talla. Sí, se trataba de la 48. ¡Joder, es la que he utilizado toda la vida! Se habrán equivocado, me dije. Así que me dispuse a ponerme el otro modelo en color marrón que había cogido. Y hale, ya teníamos al agente doble de la T.I.A. ¡¡Morcillo y Longanizo!! Dos en uno. ¡Serán cabrones estos hijos de puta de la moda! La 48 ha sido y será mi talla, tomé el tamaño que tome mi barrigueta, ¿queda claro? Para tranquilizar mi inquietud me probé otro modelo que me estaba espantosamente mal, pero me estaba. Vale, Mortadelo y Filemón podían respirar tranquilos que yo no les iba a quitar el puesto trabajo. Me consolé agenciándome una camiseta muy guay que pille en mi himpas de enajenación mental transitoria contra La pasarela Cibeles, Gaudí y su prima hermana tonta del Carmen.

De perdidos al río, en un intento desesperado de encontrar un pantalón que me acoplará, nunca mejor dicho, me metí donde los dependientes están más cerca de los cuarenta que yo, pero los visten como si tuvieran diecisiete.
Springfield. Allí tampoco nada de nada. Así que me fui a por mi proyecto inicial de austeridad y obsesión de toda madre en caso de que su hijo tenga un accidente. A por unos calzoncillos decentes. Con tal fin acabé en el paraíso de la plancha de pelo. El Corte Inglés. Es tal cual, fijaros sino cuando veáis a varias dependientas juntas y contar las que llevan el pelo chafado. Éstas ganan siempre por mayoría.

Después de toda la carrera, de la frustración “modélica” y con la tarjeta apenas gastada abandoné mi jornada de rebajas. Por lo menos me quedo con lo curioso que es ir una mañana laboral de compras. Vas tranquilo, apenas hay gente, sólo funcionarios “almorzando”, algún estudiante pelón, hijos de la generación Ni-Ni y el seguridad, que se aburre como una ostra y te vigila como si le fuera la vida en ello. Eso sí, los que nunca fallan, ni bajan la guardia un instante son los dependientes de El Corte Inglés. Te marcan como nadie. Yo no sé qué hace el
Valencia Club de Fútbol que no ficha a dos “del Corti” para la defensa… A esos no se le escapaba ni el tonto del Cristiano Gilipollas Ronaldo (CGR9). En fin, que no vuelvo más, que no me ven el pelo de tiendas hasta que me toque el gordo. Así que si alguien conoce a algún luchador de sumo o semejante que avise, que una promesa es una promesa… Y no vale tocarse uno mismo, que eso ya lo hago día sí, día también.

6 comentarios:

  1. jajaja, "Se trataba de la metamorfosis de hombre a morcilla". Alex, esta es la misma razón por la que, pese a que en mi armario se acumulan los harapos de más de 5 años de antigüedad, no paso por las rebajas a aprovechar los precios reducidos. La lorza está ganando la batalla, y no quiero consederle una victoria contundente en el sitio que más le gusta: los probadores de las tiendas de ropa. Quiero bajar la lorza pero la champions y la premier, con sus impepinables pizzas y cervezas, conspiran contra mis objetivos.
    Muy bueno lo de "La pasarela Cibeles, Gaudí y su prima hermana tonta del Carmen".

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  2. Tío si estás hecho un pincel!! Qué dices... Para lorzas las de Jordi. ;op jajajaja! Ya que la mía parece, sólo parece, que va en retroceso. ;o)

    Gracias por la visita... Te debo una a tu blog desde hace mucho. No tardaré.

    Un abrazo!

    P.D. Vivan las pizzas de la Champions!!!

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  3. jaja, esta noche, veré al Barça con birras y pizzas. hay tradiciones que mejor no tocar.
    supongo que te la habrás ventilado hace rato, pero como soy un poco reacio (las contradicciones del hombre moderno son absrudas e infinitas)a descargarme o ver cosas en streaming, voy ralentizado con todo. pero en fin, he caído en las garras de SONS OF ANARCHY. Y estoy totalmente enganchado. ¡quiero una harley ya!

    no es A DOS METROS BAJO TIERRA, pero me está pareciendo una serie cojonuda. anoche me encontré solo delante del ordenador, aplaudiendo el final del último episodio de la temporada uno.
    grandes diálogos, grandísimos personajes, tremendas actuaciones y un inglés que es una delicia escuchar).
    a ver cuándo te animas ocn un post. si hasta yo estoy pensando en escribir algo. pero esperaré a que se me pase el subidón

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  4. Que bueno Alex, pero bueno cariño la talla 48, lo has tenido el dia que naciste, y no lo has vuelto a recuperar. Pero no pasa nada te quiero igual.
    Una manta de besos de tu ex suegra

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  5. L.L. No he visto la serie que comentas. Si he oído hablar de ella, pero por alguna extraña razón no me la he descargado. Que eso sí, pero streaming no. Creo que veré de darle una oportunidad.
    Por lo tanto no habrá post por el momento, pero gustoso leeré el tuyo. El próximo mío, sobre series, creo que será dedicado a las inglesas. He visto varias muy buenas. La última Survivors... Vale la pena que le des un ojo. ;o)

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  6. Margret... Menos mal que eres mi ex-suegra, que sino me metes el dedo más a fondo en el ojo. ;o)

    Un beso también para ti. Y si puedo elegir, que sea un edredón de besos en vez de la manta. Que el frío aún está apretando. :oD

    Cuídate mucho y ánimo con ese fantástico blog de cocina que tienes!!

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